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Los cuentos de las cuentas de la deuda (II)

Lo que ocultan las cuentas de la deuda

Más allá de unas cifras que indican un escenario en el que la crisis de la deuda está lejos de ser superada, es necesario ver qué contabilizan y qué dejan fuera esas cifras, en definitiva, que esconden las cuentas de la deuda.

Cuando se contabiliza la deuda pública se puede hacer desde diferentes metodologías, con cifras resultantes muy diferenciadas. Generalmente se utiliza el concepto de Deuda Pública según el cálculo de Protocolo de Déficit Excesivo (PDE), que es el utilizado por Eurostat y al que generalmente hacen referencia los medios o el gobierno.

Sin embargo, también podemos calcular la deuda pública haciendo referencia a los “pasivos en circulación”, que incluye la llamada deuda comercial (esto es, por ejemplo, las deudas con proveedores) y las deudas con otras administraciones públicas. A diferencia de la deuda PDE, muestra una situación mucho más veraz. Existe también el cálculo de deuda pública consolidada total, que incluye las deudas con otras administraciones públicas pero no la deuda comercial (con proveedores).

Los últimos datos disponibles (2º trimestre de 2015) indican que, frente a una deuda pública PDE de 1,062 billones de euros, la deuda pública según pasivos en circulación es ya de 1,452 billones de euros, representando, no el 99,3% del PIB, sino el 135% del PIB.

A ello hay que añadir otras deudas ocultas, como avales y garantías que se acaban convirtiendo en deuda. El caso Castor, en el que el Estado ha acabando asumiendo una indemnización de 1.350 millones, los casi 80 mil millones de pagos ilegítimos a las eléctricas, o el del rescate de las autopistas, que podrían suponer 4.500 millones de euros para el erario público, son tan sólo la punta del iceberg del colchón que supone el Estado garantizando los beneficios a grandes empresas privadas y socializando las pérdidas cuando estas aparecen. Estas operaciones de garantía pueden ser consideradas en realidad deudas ocultas. Las mayores se encuentran en el sector bancario. Según un informe de la PACD sobre el rescate bancario, desde el inicio de la crisis el Estado ha asumido una deuda indirecta y oculta con el sector financiero, consecuencia del rescate bancario, avales y garantías, que alcanza la escalofriante cifra de 1.23 billones de euros.

Otro engaño que se esconde tras las cifras de la deuda es el que emana delos cálculos para establecer la cifra del Producto Interior Bruto. Un cambio en la contabilización del PIB introducido el año pasado, y aplicado con retroactividad a los cálculos desde 2010, ha hecho crecer el PIB español, y por lo tanto reducir el porcentaje de la deuda pública respecto al PIB. De hecho, sin este cambio la deuda pública española según cálculos PDE hubiese superado el 100% del PIB ya en 2014. Este cambio metodológico ha implicado, entre otros, que el peso del I+D en el PIB se reduzca, o que se incorporen al cálculo del PIB, entre otros elementos, la estimación del aporte de actividades ilegales como la prostitución o el comercio de drogas. España se convirtió en el quinto país de la eurozona donde mayor incremento se produjo en el PIB por la contabilización de estas actividades.

Auditoría ciudadana para destapar los cuentos

Las cuentas de la deuda no son solo un número o un porcentaje. Nos indignamos por acercarnos a esa barrera del 100% de deuda pública respecto al PIB o por haber superado el límite mental del billón de euros de deuda pública. La verdad es que esas cifras, si contamos todas las deudas, fueron superadas hace tiempo. Y lo cierto es que la deuda es mucho más que esas cifras.

La deuda es un negocio, no sólo para los prestamistas, sino sobretodo para aquellos que se benefician de la desregulación laboral, las privatizaciones y otras medidas aplicadas bajo el mantra del apretarse el cinturón…. Para pagar la deuda. Y mientras se opta por no tocar los privilegios de las élites económicas y no abordar, por ejemplo, una reforma fiscal profunda o una lucha efectiva contra el fraude y la elusión fiscal. La deuda es política, y cómo tal debemos abordarla.

Desde la PACD sabemos que debemos formarnos para entender esas cifras, esos tecnicismos y neo-lengua que rodean todo lo que tiene que ver con las finanzas públicas. Pero lo más importante es saber mirar más allá del relato neoliberal, del mantra de la tecnocracia. Desde análisis rigurosos, pero políticos y ciudadanos, abordamos la auditoria como un proceso colectivo para destapar los cuentos que se esconden tras las cuentas de la deuda.

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